La Última Gota de la Clepsidra


La Última Gota de la Clepsidra

Iba a escribir sobre ello. Pero, como otras veces, buscando a Sócrates y su reflexión sobre la clepsidra, apareció esto en la guija de Internet.
Así que no lo he escrito yo (y de eso os habéis librado…por ahora…)
Así que ahí queda esto:

El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges"1 

La clepsidra, llamada por los griegos "la ladrona de agua" (klepsydra), marca con cada gota que cae y se pierde, el tiempo que es sucesión y fugacidad. El tiempo que ella cuenta es el que sigue fluyendo en la noche, cuando el mundo de las apariencias físicas queda en la sombra y sólo las imágenes oníricas hacen luz, cuando entramos en esa otra dimensión temporal, la del sueño, que nos da un instante de eternidad en medio de lo fugitivo; el tiempo pasa y se pierde, pero no pasa del todo, algo queda. En su pasar somos otros y, sin embargo, somos los mismos, queda la memoria, sobre la cual Borges construye una paradoja: estamos hechos, en buena parte, de nuestra memoria, y nuestra memoria está hecha, en buena parte, de olvido. El tiempo cifró el origen del mundo, y desde entonces todo es sucesivo y fugaz. Borges intercala sus propias invenciones de un tiempo ficcional, sobre los instrumentos de medida del tiempo cronológico y construye con ello una lógica paradojal en la que coexisten la eternidad y la finitud, el tiempo de esa "modesta eternidad personal" que es el sueño y la última gota de la clepsidra, que es la muerte.

María Cristina Giralda

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA 
Borges y la última gota de la clepsidra